domingo, 18 de enero de 2015

AZÚCAR GLASS

Avisan que viene frío y nieve, te piden no salir de casa si no es imprescindible, y aunque me gustaría subir este domingo a la sierra, al final desisto. Parece que nevará por casa, así que saldré a pasear o correr.

Me despierto a las 6 de la mañana y miro por la ventana. Como siempre, han exagerado, 4 copos mal contados y vuelvo a la cama. Cuando finalmente me levanto tan solo algunas zonas han blanqueado y no nieva.
Desayuno dominguero, lectura, y parece que vuelve a nevar aunque sea suave. Sin poder aguantarme me calzo las zapas de correr y con una camiseta de invierno y cortavientos me dispongo a salir. Lo que no se me puede olvidar es la gorra, da calor, y quita el agua o la nieve de los ojos. Imprescindible para días así.
No he salido  a entrenar, no estoy preparando nada, sólo quiero correr, disfrutar, sentir.
¿Qué tendrá la nieve que tanto embrujo produce? Realmente hay muy poca, apenas nada, pero es agradable sentirla caer, después de 40 minutos de subida más o menos continua llego a la Solana, punto más alto de mi ruta. Aquí cae más nieve, muy fina, y se escucha en el silencio como un rumor de arena cuando cae rozando las jaras y encinas.
No puedo resistir la tentación de hacer una foto y apuntarme a la moda del selfie.
Recuerdo que hace un año lamentaba la presión del trabajo y el poco futuro que tenía, he tenido suerte, estoy en otra empresa, aunque igualmente con presión y poco tiempo libre. Según lo mires, las cosas han cambiado mucho o poco. También me acuerdo de los que me rodeaban, unos bien, otros no tanto, pero los amigos nos seguimos viendo y hace poco compartimos un cordero. Un abrazo para ellos.
Las jaras y enebros parecen frutas escarchadas, me da por pensar en mi mujer haciendo repostería, azúcar glass, un colador gigante y ya tenemos el paisaje. Está para comérselo.
Continúo por una zona casi campo a través y después de unas vueltas siguiendo trochas de jabalí encuentro la senda que me llevará al camino principal, es un descenso suave, siento el VIENTO DE CARA y me hace volar.
Momentos de felicidad, de soledad, de estar con uno mismo, de pensar en la naturaleza. Estoy leyendo un libro sobre la Primera Guerra Mundial y me da por pensar qué fácil sería arrasar estos paisajes y qué dificil recuperarlos.
Unos colirrojos y un petirrojo a la vera del camino alegran la vista.
Llego a casa cansado pero feliz. Sólo pienso en poner la chimenea y teclear, antes de que se me olvide, lo que he ido escribiendo en la mente mientras corría.


Moda selfie

9 comentarios:

  1. Gracias Chuck por transportarnos a esos lugares con tus palabras a los que por uno u otro motivo no podemos subir.

    ResponderEliminar
  2. Se te retraso la nevada 24 horas, ahora si cae.
    El `palo` de selfis para evitar deformaciones.Muy bien poeta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí, hubiera sido bonito correr hoy en vez de tragar atasco

      Eliminar
  3. Siempre nos quedara la eternal....ruso, javi...para el año que viene preparamoa una de montaña sencillita.. para Carlos vamos...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jaja, te tomo la palabra. La de Cercedilla o La Jarosa en Guadarrama están muy bien.

      Eliminar
  4. Escribes maravillosamente bien, expresas tus sentimientos, tus sensaciones de una manera tan sencilla y tan plena que envidio tu forma de comunicar.Cómo me gustaría poder hacer lo mismo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tus palabras, Anónim@. Siempre se agradecen comentarios así

      Eliminar
  5. A partir de ahora cuando vea nieve lo asociaré a pasteles de nata... Tampoco es fácil eso de estar con uno mismo.
    M. J. R.

    ResponderEliminar