UN DIA EN EL MARJAL DEL MORO

Nada más llegar, un pato colorado, nos recibe con su pico de caramelo. La jornada promete.


Estamos a primeros de mayo y es plena época de cría. La mayoría de las aves ya han hecho la puesta y las lagunas son un hervidero de gritos entremezclados de charranes, fumareles cariblancos o charrancitos.

No faltan otras especies, también chillonas como la gaviota reidora o cabecinegra y otras más silenciosas: cigüeñuelas, chorlitejos, archibebe e incluso combatiente. Todos juntos pero no revueltos, unos aquí y otros más allá, al fondo son las canasteras las que cierran el escenario.

Gracias a unos expertos turolenses que nos encontramos, conseguimos identificar alguna especie rara y que para nosotros es la primera vez que vemos: correlimos de temmick o chorlitejo patinegro.

Las horas vuelan y es la hora de acercarse a comer una paella a L'estayn. Recuperadas las fuerzas y nada más salir, un martinete nos avisa que vamos a tener una buena tarde, y así es, nos acercamos a un mirador de otra laguna y además de diversidad de anátidas y ardeidas, hace su aparición el avetorillo. No nos lo podemos creer, se posa muy cerca en los altaos carrizos y lanza repetidamente su graznido: gruu, gruu, gruu...

Cae la tarde, el morito sigue surcando el cielo como si de un ibis sagrado en Egipto se tratara.
Nos tenemos que marchar, satisfechos y nuevamente sorprendidos de que sitios como este sean tan poco conocidos y apreciados. En Reino Unido cobrarían por entrar, habría cámaras, los belgas y holandeses abrirían los ojos como platos pero en España no tenemos mucha tradición ornitológica. Por su situación entre el Puerto de Sagunto y las huertas qué miedo me da que alguna vez quieran meterle mano y acaben con esta riqueza única.

Charran común

Martinete

Garza real

Chorlitejo grande

Morito

Flamenco

Pato colorado

Avetorillo

Tarro blanco